domingo, 16 de diciembre de 2012

A LA VENTA

No se si os habéis fijado últimamente en la barbaridad de anuncios por segundo que últimamente nos cuelan hasta en la sopa. No sólo en cualquier programa televisivo –desde el telediario hasta el propio protagonista de la serie haciendo un teatrillo de lo más indignante mientras te endosa descaradamente a su patrocinador-, sino también en cualquier sitio público: un bar, un cine, un autobús o incluso –sin palabras- un cuarto de baño.

Lo cierto es que si esto se hace es porque resultará productivo de alguna manera, indirectamente hará que la gente consuma más de un determinado producto que te colaron cuando estabas desprevenido. Sin embargo, a mí me enoja y me da ganas de nunca probar ese dichoso producto que me están intentando calzar a bocajarro. Sin ir más lejos, esta semana, cuando subía las escaleras para ir a mi casa, me crucé con dos chicas que estaban en el segundo y cuando las saludé vinieron desesperadas tras de mí a venderme una nueva instalación de gas natural para mi casa. Un poquito de por favor, que esto es como ligar. Si no te avasallan y se es un poco original, te puede ir hasta bien.

En fin, que me indigno. A veces me siento un poco como Truman cuando veía desesperadamente que todo su mundo era un enorme anuncio publicitario. A ver si vendemos más originalidad y dejamos de agobiar a la gente.

 

2 comentarios:

  1. Qué razón tienes.
    Si tuviéramos un amigo que nos hablara como nos habla la publicidad no nos duraría ni una semana.
    Ese método infantil de: "mírame a mí, mírame, yo yo yo yo..." es insoportable.

    Ha llegado el momento de que las marcas maduren y empiecen a relacionarse con las personas como personas.
    Están en la pubertad, están experimentando algunos cambios, les salen granos, no se aclaran, les da vergüenza... pero espero que aprendan pronto, se centren y esto deje de ser un vocerío de jardín de infancia.

    ResponderEliminar
  2. HombreRevenido: ¡Qué gracia! Nunca lo había visto como unos adolescentes en plena edad del pavo, pero tienes razón... Seguramente nuestros hijos alucinarán de que hayamos vivido esto.

    Mira, visto así, ya me "des-indigno" un poco... :) ¡Gracias!

    ResponderEliminar