domingo, 5 de julio de 2009

DETENER LA HUIDA



Nada envejece tanto como ser un fugitivo: huir de uno mismo cuando te persigue por dentro la enfermedad, renunciar a un amor por no causar daño a otros. Toda deserción deja en el rostro unas huellas muy marcadas. ¿Puede un verano feliz, con las pasiones neutralizadas, devolver el brillo a los ojos, el esplendor a la piel y la entereza a mi ánimo? Uno también sigue siendo un prófugo cuando corren en busca de la gloria o persigue un sueño más allá del alcance de la mano.

Veras el cielo abierto. Manuel Vicent

3 comentarios:

  1. Grande, grande Vicent...

    Que razon tenias cuando comentabas que tenemos una biblioteca muy similar... Que bonito que exista gente que escriba lo que somos incapaces de expresar por nosotros mismos...

    Todo bien, luminosa ?

    Un abrazo.

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  2. Manu: Si, grande... Qué bueno que existan las palabras que permiten ordenar nuestra vida y nuestros sentimientos... Un besote, hombre fuerza.

    zEke: Si, grandes... Y gran combinación. Besote.

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