
Mi imaginación se disparaba ante esas puertas alineadas a lo largo de los pasillos, tras las cuales creía percibir susurros, gemidos, risas. Al principio, pegaba el oído y atisbaba por las cerraduras pero pronto no necesité tales métodos para adivinar universos completos allí ocultos, cada cuales con sus propias leyes, su tiempo, sus habitantes, preservados del uso y de la contaminación cotidiana...
Cuentos de Eva Luna. Isabel Allende.
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