martes, 8 de diciembre de 2009

ENTREABRIENDO

Mafalda, con su sabiduría habitual... me acaba de recordar que cuando por fin decides extirpar de tu vida aquello que te estaba matando poco a poco -tatareando aquello de Aquí se queda la Clara- y no queda otra que afrontar el dolor de la realidad, la felicidad puede aparecer en cualquier momento, pues solo se puede ir a mejor... Habrá que hacerle una copia de las llaves.



Mi imaginación se disparaba ante esas puertas alineadas a lo largo de los pasillos, tras las cuales creía percibir susurros, gemidos, risas. Al principio, pegaba el oído y atisbaba por las cerraduras pero pronto no necesité tales métodos para adivinar universos completos allí ocultos, cada cuales con sus propias leyes, su tiempo, sus habitantes, preservados del uso y de la contaminación cotidiana...

Cuentos de Eva Luna. Isabel Allende.

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