Supongo que todos hemos experimentado la inmediata conexión que se da con una determinada persona que acabas de conocer. No son necesarios años, ni conversaciones metafísicas, ni conocer todos los detalles de su vida, simplemente basta con que las esencias se reconozcan.
Y no me estoy refiriendo a conexión sexual o de amor, ni necesariamente de amistad –aunque por supuesto hay una alta correlación-, es algo que va más allá, que es independiente de la cultura, sexo o nacionalidad. Es reconocer la certeza de que esa persona –parecida o no a ti- se acopla perfectamente a quien eres, y conoce los rincones más recónditos de ti. Y no, no es comparable a nada parecido. Es inconfundible.
Son personas con las que su presencia basta para estar a gusto, relajarse y disfrutar con todos los sentidos. La descripción más exacta de lo que trato de explicar, la encontré en ese maravilloso libro de Albert Espinosa llamado El Mundo Amarillo. Básicamente esta sería la definición de los Amarillos:
Hay amigos que te dan amistad, hay amores que te dan pasión, sexo o amor, y finalmente hay amarillos.
Y ésta una breve descripción.
La belleza lleva camuflada la marca amarilla. ¿No te ha pasado nunca que veas entre una multitud a alguien a quien no puedes quitarle el ojo? Pero no tiene nada que ver con la sexualidad, no querrías acostarte con esa persona sino que llena un vacío en tu mundo. Crees que te comprende, que podríais ser amigos, que hay una energía en común. Luego la persona desaparece y la olvidas. No perdura mucho en tu memoria, es como si su marcha no te creara tristeza, fuera algo que se acepta.
Cuando, estos seres particulares de cada uno además, pasan a aparecer en tu vida con frecuencia, nos fortalecemos, nutrimos y crecemos mutuamente. Creo que estas personas son necesarias en nuestras vidas y su ausencia puede producir lesiones serias en nuestra suerte. Así que ya sabéis, el próximo día que os encontréis un Amarillo, exprimirlo todo lo que podáis. Desde aquí un abrazo a todos mis Amarillos particulares.
Adiós
Hace 4 años
Mi limoncelo!! Me acuerdo cuando hablamos de este libro por primera vez y nos reconocimos! Que guay es tenerte de amarilla! Besooooosss
ResponderEliminarSandra: ¡Curacao! Si, definitivamente... Y además descubrimos la propiedad de que los amarillos de tus amarillos suelen ser amarillos también... ¡Más besos, linda!
ResponderEliminarQue alegria que nos hagas descubrir cosas tan alucinantes !!!!
ResponderEliminarUn abrazo enorme, poderosa !!!!!!!!
Manué.
P.D: estoy flotando sobre el suelo de la alegria que tengo...
Manu: Eso siempre estuvo allí, y de una manera u otra lo intuías... Yo sólo me he limitado a ponerlo por escrito.
ResponderEliminar¡Que subas muy alto hombre luz!
Besos amarillosos