miércoles, 24 de marzo de 2010

CAPITÁN TRUENO

Ayer asistí a uno de mis diez mejores conciertos de mi vida. Así, sin lugar a dudas. Devendra Banhart and The Grogs en esta ciudad genial que tengo aquí al ladito: San Francisco.



Desde los primeros acordes de Baby con los que se abrieron estas dos horas de lujo, el público nos hipnotizamos con esa conjunción de voz genuina –empeñada en ser diferente a cualquier cosa que hayas escuchado nunca- que incluso suena mejor en directo si cabe. Increíble también el momento en que Devendra se sentó solo con la guitarra –y después al piano- y nos ofreció versiones acústicas de algunas de sus joyas. No sólo eso, la conjunción de los músicos entre sí, su capacidad de improvisación, el buen rollo que desprendían y el talento de cada uno de ellos –se iban pasando las sonrisas, los instrumentos y el micrófono de uno a otro-, bordaron la cantidad de canciones con sabor original, bordadas con una excelente armonía y una tensión orgásmica en el ambiente. Dos horas de deleite.

Si además le sumamos la excelente telonera que tuvo, Dorothy and The Originals, una voz inimaginable con el solo aderezo de un ordenador que le hacía los coros, con reminiscencias de un Antony and The Johnsons en femenino- y su fabulosa interpretación de Bad Girl junto con Devendra las dos horas de perfección se convirtieron en tres horas memorables para la eternidad.

Espero haberos inyectado el virus de Devendra en el cuerpo aquellos que no lo teníais. Os advierto que no hay vacuna que valga. Sólo la cara de felicidad que se te queda cuando acabas cantando a grito pelado canciones como Carmencita, Long haired child o I feel just like a child como bis agraciado. Si necesitáis discos o grabaciones de este momento histórico, pedid y se os dará.

2 comentarios:

  1. Muy pero que muy grande¡¡¡
    Gracias por el descubrimiento jefa¡¡¡
    Muaaaaaa

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  2. C. Dubitatus: ¡De nada! ¡Un placer!

    No puedo dejar de escucharlo... A ver le podéis ver pronto en directo en algún lugar del mundo que os encantará...

    ¡Muachis!

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