La vida teje sus hilos entre personas … Es cierto que cuando éramos pequeños, nuestros amigos eran los que se sentaron en el pupitre con nosotros, los hijos de los amigos de nuestros padres o los únicos niños del pueblo… Unos años más tarde, y con una mayor heterogeneidad en las personas y en nuestras vivencias, empezamos a analizar con qué nos quedábamos y qué es lo que realmente nos gustaba para nosotros mismos –todos somos narcisistas en el fondo-. Ahí es donde se fragua nuestra personalidad al 90% , las personas con las que hemos filosofado, compartido las primeras conversaciones de verdad: nuestros primeros descubrimientos sobre el amor, las artes, la amistad, el sexo… entre los 15 y los 22 años son las que definen casi siempre lo que somos hoy.
Llegados a este punto, nos volvemos exigentes… Cada vez vamos descubriendo menos personas que merecen la pena –porque el listón cada vez está más alto- pero, cuando aparecen, nos solemos reconocer mutuamente, y solemos empaparnos de su presencia. Normalmente, sin necesidad de demasiado tiempo para que esa amistad se fragüe. Es más un asunto de calidad, que de cantidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, suele ocurrir que esas personas tropiezan físicamente con nosotros durante un periodo corto de tiempo... Luego siguen su camino… Así que redefinimos nuestras nuevas amistades a partir de vivencias intensas en plazos a contrarreloj. No por ello menos válidas.
A partir de allí, dependiendo de cómo nos hayamos formado, continuaremos llenando nuestra existencia con personas intensas, o bien disminuiremos o apagaremos el ritmo con las obligaciones, las cargas, las lealtades y las corazas.
Intentamos por primera vez ser sabios cuando advertimos que no nacemos sabiendo cómo vivir, sino que la vida es una habilidad que es preciso adquirir, como aprender a ir en bicicleta o tocar el piano.
Alain de Botton. Del Amor
Adiós
Hace 4 años
...Que bonito, pues, haber coincidido alguna vez, auque fueran solo un par de meses, en el espacio tiempo, no ???
ResponderEliminarA seguir hilando !
Qué suerte tuvimos al tropezarnos¡¡
ResponderEliminarPero lo mejor no fue eso, sino que desde entonces siempre intentamos hacer que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, sea en el continente que sea ;)
Muy cierta la cita del final...
C.Dubitatus
Manu: No tenía ninguna duda en nuestro descubrimiento parisino, que nos ibámos a convertir en imprescindibles... ¡Ahora a buscar nuevos hilos en Granada! Un besote
ResponderEliminarC. Dubitatus: Si, ya lo creo. Creo que algo que hace muy sólido lo nuestro, es que aún sin estar formadas del todo, nos dimos cuenta que valía la pena vencer las barreras de los convencionalismos... Otro besote en este mismo continente...