Relajémonos. Preparemos un buen café. Pongámonos cómodos. Aparquemos por unos minutos las obligaciones, las citas, las preocupaciones, los deberes, las injusticias, las personas que no aportan nada a nuestra vida… Y quedémonos solo con nosotros mismos.
Y ahora, -¿porqué no?- paseemos por el lugar que nos plazca. Os propongo viajar a Islandia, a ese concierto improvisado de Sigur Rós.
Abriguémonos, que hace frío. Pongámonos las manoplas y los gorros. Paladeemos ese lugar en el que todo es pureza, el cielo, las montañas, el fuego: la música… Dejemos discurrir esa música por nuestras entrañas. Aspiremos ese aire fresco y rugoso. Miremos esa puesta de sol tan cerca del círculo polar. Escuchemos esa música a medio camino entre el cielo y la tierra, como el paisaje que lo encuadra. Movamos los dedos de los pies al unísono. Sintamos como llega la noche. Como llega el decrescendo…
Aterricemos de nuevo junto a nuestra taza de café algo más fría. ¿Y quien dijo que el teletransporte no existe?
Lo mejor de los viajes es ver paisajes que te hipnotizan y encontrar hombres que te sorprenden. Siempre hay paisajes insospechados que añorarás mientras vivas y siempre hay tipos de una pieza con los que te tropiezas en el camino, a los que no volverás a ver jamás y echarás de menos toda tu existencia.
Vagabundo en África. Javier Reverte
Adiós
Hace 4 años
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