lunes, 12 de abril de 2010

TELETRANSPORTE

Relajémonos. Preparemos un buen café. Pongámonos cómodos. Aparquemos por unos minutos las obligaciones, las citas, las preocupaciones, los deberes, las injusticias, las personas que no aportan nada a nuestra vida… Y quedémonos solo con nosotros mismos.

Y ahora, -¿porqué no?- paseemos por el lugar que nos plazca. Os propongo viajar a Islandia, a ese concierto improvisado de Sigur Rós.



Abriguémonos, que hace frío. Pongámonos las manoplas y los gorros. Paladeemos ese lugar en el que todo es pureza, el cielo, las montañas, el fuego: la música… Dejemos discurrir esa música por nuestras entrañas. Aspiremos ese aire fresco y rugoso. Miremos esa puesta de sol tan cerca del círculo polar. Escuchemos esa música a medio camino entre el cielo y la tierra, como el paisaje que lo encuadra. Movamos los dedos de los pies al unísono. Sintamos como llega la noche. Como llega el decrescendo…

Aterricemos de nuevo junto a nuestra taza de café algo más fría. ¿Y quien dijo que el teletransporte no existe?

Lo mejor de los viajes es ver paisajes que te hipnotizan y encontrar hombres que te sorprenden. Siempre hay paisajes insospechados que añorarás mientras vivas y siempre hay tipos de una pieza con los que te tropiezas en el camino, a los que no volverás a ver jamás y echarás de menos toda tu existencia.

Vagabundo en África. Javier Reverte

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