Adiós
Hace 5 años
Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años, puebla un espacio de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara. J.L Borges

Ya se vislumbra en el horizonte… Vacaciones, descanso, amigos, juergas, risas, abrazos, recuerdos, calles antiguas, acentos conocidos… Me parece increíble que en unas horitas esté sobrevolando este enorme país rumbo a esa tierra que me ha acogido durante años y que ahora simplemente visito. Una no sabe muy bien quién es ya, a donde pertenece cuando decide exiliarse… Al final todas las costumbres se hacen ajenas y extrañas. Las distancias se hacen estrechas y gigantes. Pero entre toda esta dualidad marañosa y todo este caos, siempre queda la certidumbre de que beberemos el tiempo en forma de cafés larguísimos, arrumacos repartidos, conversaciones despiadadas y brindis chispeantes. Chin, chin. Allá vamos.
Primero aparece una sola, premonitoria, señalizadora, amenazante. Te avisa que se aproxima marejada, que se va a desencadenar un caos importante, un primer encontronazo con responsabilidades demasiado grandes, subidas y bajadas, esfuerzo y cariño rebanados a partes iguales.
A veces, cuando encuentras unos segundos para mirar en qué punto de tu vida te encuentras del que diseñaste hace años, es muy gratificante descubrir que no estás tan lejos de donde quisiste.
Así irrumpió en el mundo. Mientras sonaban los últimos acordes de un Bunbury apoteósico en la Sala Warfield, en pleno centro de San Francisco -habiéndome cruzando un par de ¡Qué bueno! en el museo de arte de San Francisco por la mañana con él-, Lorien, mi sobrino emitía sus primeros sollozos de en un hospital barcelonés.
Se trata de un tipo bastante alto y fornido, con el pelo a lo afro, negro hace unos años, hoy con bastantes canas, y unos ojos grandes y azules que adornan su cara negra. Con esta descripción se podría decir que es una persona muy bella, pero no es así. Este hombre, un ser cuanto menos curioso entre los Davisianos –caracterizados por sus uniformes de sudadera y chandal con el logo de la Universidad- suele encontrarse en los últimos meses en la misma esquina de las calles 3 y C en Davis, ya sean las 7 de la mañana o a las 11 de la noche, llueva, truene o relampaguee. Siempre está de pie y algunas veces mira hacia al infinito fijamente, simulando una estatua de arte moderno traída directamente de algún museo parisino, y otras mueve su cabeza lentamente en todas direcciones, como tratando de escudriñar todo lo que pasa en el corazón de la ciudad.
Acabo de leer esta magnífica reflexión en el Blog de Ángeles Mastretta
Estoy haciendo un puzzle. La verdad es que el dibujo es lo de menos. En este caso se trata de un cuadro de Thomas Kinkade, Cobblestone Village, un paisaje con unas casas, bastante cielo y muchos árboles, flores de todo tipo y arbustos. Hacía un porrón de años que no hacía uno y lo cierto, es que no recordaba esa sensación eufórica que se experimenta durante todo el proceso.
Como todo el mundo –mayor de 16 de años- sabe, el tiempo vuela, los días, semanas y meses se suceden con velocidades pasmosas y sin darnos cuenta, nos vemos pasando páginas del calendario como si cada segundo tuviera vida propia.
Ayer fui al dentista por primera vez en mi vida. Y diréis… ¡Animaaaal!. Qué queréis que os diga a mí, mis dientecicos nunca me han dolido ni nada, tienen buena pinta y encima yo convencida de que todavía no tenía las muelas del juicio… El caso es que al final he ido porque todo el mundo por estos lares me miraba con cara de ser lo más inverosímil que hubiera oído en tiempos cuando escuchaba semejante afirmación.
Cuando vas a los concierto, aprendes y/o confirmas diferentes cosas:

Replay video | Share video | Watch more videos |
¿Qué sería de nosotros, los humanos, sin vacaciones? ¿Acabaríamos envueltos en un bloque de normalidad aplastante que nos llevaría a vivir cada fin de semana cómo si fuera el último? ¿Veríamos cada día como una monótona sucesión de instantes iguales? ¿Acabaríamos haciendo una fiesta cada vez que fuéramos al cine o a algún acto más allá del trabajo? La verdad es que yo casi os lo puedo contar… Aquí en los Estates, la mayoría de la gente –al menos en el ámbito de la investigación- no se suele coger vacaciones, como mucho un par de días… Eso sí, salen antes de trabajar… Algo que a mi me parece un desperdicio muy grande de recursos… ¿no creéis?
Es importante estar entrenando para saber coger el tren en marcha, para saber reaccionar ante las oportunidades, puesto que éstas, casi siempre, se nos presentan en los momentos más insospechados.
¿Nunca habéis tenido la impresión que una gran parte de las cosas que hacemos no son del todo óptimas pero está en nuestra mano que lo fueran? ¿Nunca, ante un asunto de trabajo, de tiempo o de amor, os ha dado la sensación de que hay una manera mucho más práctica de encarar las cosas, y que llevándola a cabo, todo resultaría más fácil, fluiría más? 
Hace unos días empecé a enseñarle castellano a mi compañero de despacho, alias el Topo, porque como el dice -I like sitting in the dark-. La verdad es que no sé como comenzó la historia, el caso es que se ha convertido en los momentos más divertidos del día.
Como entes humanos que somos, tratamos de entender la vida, entre otras cosas, porque no tenemos otro remedio, porque siempre llegan esos momentos en que no sabemos cómo actuar, ni cómo sentirnos y deseamos con todas nuestras fuerzas desentrañar qué pasó. Porqué, cómo y qué originó el estremecimiento en que nos vemos inmersos. Curiosamente, según las circunstancias, nuestros cerebros la homenajean con mecanismos complicados…
Esta noche es la noche de Sant Joan o San Juan… la llamada noche mágica, la de la regeneración. Vamos una especie de reseteo en nuestra vida. Aquella en la que tenemos derecho a que se nos perdone y deber de cumplir nuestros sueños.